Hasta hace pocos años imprimir fotografías de gran tamaño con un acabado óptimo era un proceso complicado. Además, asegurar la perdurabilidad de la impresión sin que sufriese alteraciones físicas durante, al menos, varias décadas era muy costoso. Uno de los principales problemas era el uso de lignina en la fabricación de los papeles artísticos. La lignina es un componente orgánico esencial que se encuentra, entre otros, en la madera de los árboles, y con el paso del tiempo provoca ese característico color amarillento de las fotografías antiguas en papel.
Actualmente los papeles de calidad destinados para este uso carecen de este componente, y junto con otras técnicas, como la utilización de tintas de pigmentos naturales, aseguran la inversión en estas impresiones que son conocidas bajo diversos nombres, impresión “giclée”, impresión “fine art” o impresión “calidad museo”.
En las impresiones con acabado en lienzo, que pretenden simular el aspecto de una pintura, utilizo dos papeles artísticos texturizados de reconocida y contrastada calidad: Hahnemühle Canvas Artist 340 gr/m2 de acabado mate, y Hahnemühle Goya Canvas 340 gr/m2 con acabado en brillo, ambos de tejido mixto de algodón y poliéster, libres de ácidos y lignina, y con una elasticidad adecuada para su montaje en bastidor de madera de pino con un grosor de 3 cm.
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